Agradezco especialmente a mi profesor y amigo Héctor Aricó, por su permanente e incondicional apoyo, y a todos mis profesores de la vieja Escuela Nacional de Danzas que, con su ejemplo, cultivaron en mí esta vocación por la docencia, tarea ésta que volvería a elegir mil veces sin lugar a dudas.
A todos, Gracias!!!!!!
Elisabet Lilian Conesa.